Creo que las personas somos ya la mejor versión de nosotros mismos; simplemente a veces perdemos el hilo de vuelta a casa, al origen y nuestro Ser más genuino.

Uno de mis objetivos como terapeuta es acompañar a personas que quieren deshacer ese hilo que se ha ido enmarañando, a lo largo de sus trayectorias vitales. Y mostrarles cómo vienen a buscar unos recursos, que ya tienen pero, que se olvidaron de desarrollar. Les acompaño, en definitiva, en el proceso de volver a brillar como los seres plenos que son.

Vengo del mundo empresarial (licenciado en económicas, máster en dirección y gestión de equipos), donde he aprendido y desarrollado habilidades personales, como la capacidad de tratar con las personas en todas sus dimensiones y un interés profundo por todo lo relacionado con la psicología, que se hacia presente de forma transversal en mi trabajo. Este deseo de conciencia y autoconocimiento me ayudó a ver la otra cara de esta profesión, la que tiene que ver con la competitividad y la búsqueda del reconocimiento a través del cumplimiento de objetivos y ser siempre el mejor, lo que desencadenó una crisis personal. Se resintió mi salud, mi entorno y temblaron los cimientos sobre los que hasta entonces me sostenía. Había que hacer algo, y ese algo fue abrir la puerta a mi proceso terapéutico personal.

A la vez, de manera orgánica e impulsado por ese interés en entender el funcionamiento de la mente humana, surgió la clara intención de ayudar a los demás, es entonces cuando comienzo mi proceso formativo.

Me he formado como terapeuta Gestalt, lo que da estructura y base a mi profesión actual y que se redondea con el proceso SAT (psicología integrativa y de los eneatipos, desarrollado por Claudio Naranjo).

Me certifiqué como Coach Ontológico en el CEC (Centro de Estudios del Coaching), de cara a hacer procesos no sólo terapéuticos sino centrados en objetivos concretos, donde se redirige al paciente a generar sus propios recursos, que aprenda a identificar sus obstáculos, reapropiarse de sus recursos, marcar sus objetivos y llegar a la consecución de los mismos.

Otra línea en la que he profundizado es la que tiene que ver con la nueva sexualidad masculina, que me ayuda a acompañar a hombres en el proceso de romper con los arquetipos y explorar nuevas formas de vivir su sexualidad.

Con la formación en adicciones con Hermann Schreck he surcado otro campo, de gran interés personal, que considero clave a la hora de acompañar a otros y otras, en una sociedad generadora de múltiples formas de hacernos dependientes al consumo de sustancias, personas o hábitos.

Por último, otra línea de trabajo que se añade a mi trayectoria es la que tiene que ver con el acompañamiento del duelo, algo que me toca personalmente por mi cercanía con la enfermedad, una vieja amiga que me sigue desde mi tierna infancia a través de los problemas de salud de mi familia y entorno.

Este diverso y complementario bagaje formativo impulsa y da cuerpo al terapeuta que soy. Ciertas características personales se suman a los conocimientos mencionados, para que el proceso y la experiencia terapéutica se den en un espacio de seguridad y confianza donde sea posible al paciente una apertura emocional, sin el riesgo de perderse en ellas. Creo que sé aunar una escucha sensible, cercana, fina y detallada con una mirada, necesaria para ver toda la situación, más panorámica para que el paciente pueda, a su ritmo, ir avanzando y retomando el hilo de su Vida. . Mi parte metódica, es la que se encarga de ordenar y ponerse a disposición del otro/a, a través de propuestas concretas que le permitan, de manera orgánica y respetuosa consigo mismo/a, emprender y confiar en su proceso.

Mi vocación y mi práctica terapéutica me recuerdan que es lento el caminar por la vida, si quieres poner conciencia y atención en ti y en lo que te sucede. Me encantaría poder compartir contigo esta forma de estar en la Vida, a sabiendas que en ese vaciar y ralentizar se encuentra la llave de acceso al alma.